Reseña la antología Cuentos maravillosos de la Irlanda céltica, compilada por Ella Young, que entrega al mismo tiempo una valiosa selección sobre relatos tradicionales de la cultura celta como una oportunidad de conocer el origen mítico de algunos rasgos esenciales de la Fantasía, como el poder de las palabras. Columba Ediciones, editorial chilena independiente dedicada a publicaciones literarias y de no ficción sobre la cultura y tradiciones celtas, ha editado Cuentos maravillosos de la Irlanda céltica (2011), colección de relatos compilados por Ella Young. Con un formato sobrio y a la vez de elegantes adornos (destacando especialmente las ilustraciones de Maud Gonne) sorprende mucho la calidad del objeto libro, más aún si la comparamos con los estándares de las editoriales independientes chilena. A esto se le añade una impresión de excelente densidad y un papel de mayor gramaje y consistencia al habitual. Puede ser que se trate de meros detalles extraliterarios, pero resulta sumamente agradable encontrarse con una edición trabajada con semejante esmero, sobre todo porque nos recuerda nuestra fascinación infantil por los libros vistosos, que en su presentación ya insinuaban los viajes a los que nos llevarían en su lectura. Cuentos maravillosos de la Irlanda céltica comprende una ecléctica selección de cuentos célticos tradicionales, refundidos por Ella Young y ordenados de manera más o menos cronológica según los hechos, lo que favorece su lectura como si se tratara de capítulos o apartados de una saga mayor. La variedad temática de estos quince relatos es sorprendente, yendo desde los cuentos de hadas hasta los mitos cosmogónicos, pasando por historias de rasgos infantiles e ingeniosos. Con todo, si pudiéramos determinar un contexto común a todos ellos, éste seríasu ambientación en una Irlanda mítica, desde su concepción misma. Se presentan ante el lector espacios tan maravillosos como Tir-na-Moe o Tir-na-Nog, personajes legendarios como Lugh o Cian y entidades deíticas como Angus o el Dagna, todo de manera directa, sin explicaciones o notas al pie que ayudena contextualizar los hechos: tal y como se accede a una historia, sin palabras previas o esclarecedoras. Esto, si bien puede dificultar la comprensión de un lector lego en el área, sobre todo por la profusión de nombres complejos, ayuda a mejorar la experiencia de inmersión en la lectura. Aun así, la obra presenta un pequeño glosario con términos de difícil traducción al final del volumen. En sí, todas estas historias podrán resultar familiares si se ha leído previamente algunas sagas o poemas épicos tradicionales como el Kalevala finés, ya que existen muchos elementos atávicos que se comparten. El mito cosmogónico “Los forjadores de la tierra”, por ejemplo, sigue los patrones habituales en estetipo de relatos al explicar cómo Irlanda nació a través de las evocaciones y añoranzas que proyectó sobre los De Danaan el canto de Brigit, referido a la Tierra. Otros elementos recurrentes son los objetos de poder (las cuatro joyas: la Espada de la Luz, el Caldero de la Abundancia, la Lanza de la Victoria y la Piedra del Destino) junto a las aventuras y peripecias que abarcan su protección,extravío y hallazgo; las capacidades sobrenaturales tanto de los dioses como de los héroes; la predestinación heroica del personaje de Lugh y la presenciar eiterada de distintos reinos. Buena parte de los relatos, asimismo, está enmarcada en el conflicto entre los De Danaan y los Fomores, criaturas malignasque acechan desde los inicios de los tiempos a la humanidad. El bélico relato “La Gran Batalla” es una depurada síntesis de la parte cúlmine de este enfrentamiento, que concluye cuando Lugh vence al líder de los Fomores, Balor. Ahora bien, el hecho de que que las historias siguientes ahonden en otro tipo de problemas, da cuenta de que el eje protagónico de las mismas es, en el fondo, la configuración de un universo mítico como lo es esta Irlanda antes de la inscripción del Tiempo. De ahí que los personajes, sin importar cuál sea su recurrencia de aparición o su importancia en los hechos, se sientan como una sola voz colectiva: la de un reino maravilloso. Pero, sin duda, uno de los aspectos más destacados de la obra resulta ser la importancia que cobra la Palabra, sin importar cuál sea su manifestación en las historias. A la esperable aparición del Nombre como marca de Destino, o de los múltiples cantos y poemas (llamados rann), se le suma su poder como profecía,como dadora de bendiciones o maldiciones y como factor de prohibición, entre otros. En este último caso, al recibir el nombre de geas, el tabú se inscribe en los relatos como un elemento constantemente presente en las historias, casi como una tentación cuyo propósito no es otro más que cumplirse a pesar de los intentos del personaje por impedirlo. Esto se aprecia claramente en el relato “Conary Mor”, en donde al personaje homónimo se le entregan una serie de geas que va rompiendo poco a poco en la desesperación en la que lo van sumiendo los hechos que le suceden. La Palabra como creadora o evocadora de universos se aprecia, por su parte, claramente en “Los Forjadores de la Tierra” y en el bellísimo “La Mosca Dorada”, en donde la caprichosa Ethaun aprende a conocer y amar el mundo de los mortales gracias al amor de la gente que la convierte en reina, debiendo regresar luego a su propia tierra. Como maldición o bendición, destacan especialmente “La pena compensatoriade Lugh”, en la que éste le impone una difícil retribución a los asesinos de su padre, la que consiste en acometer una serie de hazañas legendarias casi imposibles. Por otra parte, también está el melancólico y hermoso “Los hijos deLir”, que recuerda mucho a “Los siete cisnes” de Andersen, al presentar la transformación de unos príncipes hermanos en estas aves a causa de la maldición de su madrastra. El relato ahonda en la nueva existencia de estos personajes, llena de nostalgia por la vida y la tierra que perdieron. El cuento “Inisfail”, en tanto, entronca además con la importancia de los Nombres al relatar cómo Amergin, integrante del extranjero grupo de los milesios, decide emplear tres de ellos para bautizar la tierra irlandesa y así adueñarse de ella. Por último, en una acepción más lúdica, se podrían considerar la dupla de relatos de Gobhaun Sabor, llena de pequeños detalles ingeniosos en donde la Palabra se encarga de conducir la historia. En realidad, resulta insuficiente e innecesario glosar los cuentos uno a uno, o aun desmenuzar más aspectos literarios, dado que todos poseen ese sabor a relato tradicional que resulta atemporal en su lectura y que hace superfluo un análisis más exhaustivo. Se ha mencionado que estos textos pueden clasificarse como literatura infantil, lo que podríamos sostener que es cierto si nos atenemos a las brillantes palabras que figuran en la contraportada del ejemplar: «Ella Young ha escrito para los niños (y también para los mayores) que sientan —al igual que ella— el anhelo de una herencia perdida». Tan simple y complejo como eso. Con este libro, por un momento podemos olvidarnos de los libros de historia y del sonsonete de la academia más enrarecida y sumergirnos en historias que acaso digan más de la naturaleza del pueblo celta (y, por extensión, del género humano) que los registros verídicos. En suma, una lectura que aparta cualquier otro placer que no sea el de un niño ante un libro que le cuente un cuento maravilloso, con toda esa carga ancestral y añorante que sólo las mejores historias pueden comunicar. Sumamente recomendable para cualquier lector de Fantasía, sin importar su edad o sus conocimientos previos en el área. Sea desde la arista que sea que enganche, por cierto que lo pasará estupendo y recordará ese motivo tan olvidado en la lectura: la diversión a través del relato de una historia plena de maravillas. * Esta reseña fue publicada originalmente en Fantasía Austral.
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AutoraPaula Rivera DonosoSi alguno de estos textos te es de utilidad, ¡recuerda citarme en tu bibliografía! También puedes hacer una donación en el botón de abajo. Muchas gracias~
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