Reseña de la novela juvenil En el corazón del bosque, de John Boyne, en la que se acusa influencia del Pinoccio de Collodi para contar un relato sobre la aceptación de lo inevitable y el consuelo que nos proveen las historias. Noah Barleywater es un niño que un día, por razones que no se revelarán sino muchísimo más adelante, huye de casa. En su camino, va encontrándose con distintos pueblos hostiles, hasta que finalmente se interna en el bosque, donde encuentra una tienda muy particular. En ella, conoce animales y marionetas parlantes, y al anciano que construye estos juguetes. Éste intenta que Noah le explique los motivos de su huida, pero ante la renuencia del niño, decide contarle la historia de su propia vida, cuando él también huyó de su hogar. El diálogo entre ambos irá poco a poco revelando una historia de temores y añoranzas por pasados irrecuperables ante el paso del tiempo, pero también de la importancia del recuerdo como esperanza para el presente. John Boyne es un autor que se hizo mundialmente conocido por la exitosa novela El niño con el pijama de rayas, que también fue adaptada al cine con un gran recibimiento de crítica y público. Muchos puedan pensar que esta novela ha sido bastante sobrevalorada, acaso por tratar temas de especial sensibilidad como la amistad entre un niño alemán y uno judío, separados por la barrera de un campo de concentración. Pero lo cierto es que esta es una gran historia sobre la otredad y la amistad, narrada además con una prosa sorprendentemente natural al momento de contarnos las interacciones de ambos niños, sin caer en sensiblerías ni guiar de la mano nuestras lecturas y sentimientos al respecto. En suma, una estupenda historia infantil, que ha demostrado su valor como LIJ tras encantar a lectores de toda edad. Sin embargo, En el corazón del bosque es una novela muy distinta a El niño con el pijama de rayas. Es natural suponer que un autor esté buscando nuevas historias y nuevas voces al momento de escribir una nueva obra, pero en este caso se hace necesario insistir en este punto, sobre todo por el éxito comercial de El niño con el pijama de rayas, que podría predisponer a los lectores a una historia semejante. Pero En el corazón del bosque es una novela tremendamente desafiante y, al principio, hasta complicada y desconcertante de leer. Podría leerse como una particular reescritura de Pinocchio de Carlo Collodi y que, a su vez, bebe de otras fuentes de cuentos de hadas y clásicos de la literatura infantil de Fantasía, como Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll. Seguramente, lo primero que se nos puede venir a la mente cuando pensamos en "reescritura de cuentos de hadas clásicos" es el caso de Caperucita Roja de Charles Perrault, que ha sido reversionada hasta el hastío. De todos modos, basta una rápida revisión para encontrarnos con un patrón que, salvo notables excepciones, no se aleja mucho del siguiente: Caperucita punk/anarko/roja en la ciudad, Caperucita como una mujer cruel y ninfómana que acosa al pobre y santurrón lobo, el lobo como representación de un pedófilo que pretende abusar de Caperucita... etc. Eso nos lleva a sentir que, en tiempos en los que el formato de cuento de hadas moderno se aplica erróneamente a aquellas obras que confunden "adultez" y "seriedad" con inserción de alegorías socio-político-sexuales, una propuesta como En el corazón del bosque es especialmente refrescante. Y lo es además por aquello en lo que sí se asemeja a su predecesora: su estética de obra infantil que no se agota en lecturas de la infancia. En esta oportunidad, además, la propuesta se ve potenciada gracias a su naturaleza de Fantasía, de esa que es capaz de sacar a los protagonistas de la realidad por un momento, torcer su mirada de ella y, finalmente, devolverlos a esta cotidianidad con nuevas experiencia, las que les permitirán tomar las decisiones adecuadas. La decisión de esta historia es la que debe tomar Noah respecto a su huida: ¿continuarla o regresar a casa? La respuesta podría parecer obvia desde la lectura moral, pues es lógico que está mal que un niño huya de sus padres, ¿verdad? En este caso, sin embargo, el lector pronto descubrirá que estos no han sido malos con su hijo y que, de hecho, Noah vuelve constantemente en sus recuerdos a su madre. El protagonista tampoco parece ser un muchacho malcriado ni particularmente aventurero, pero sí guardián de un secreto que lo hace titubear más de una vez, sobre todo en las primeras páginas. En ese sentido, la novela refleja acertadamente estos vaivenes desde un punto de vista estructural. En un principio, la narración discurre de manera lineal, contando las primeras peripecias de Noah en su huida. Destacan en estos pasajes el mismo desconcierto lector ante las extravagancias de Alicia en el País de las Maravillas en la novela homónima, sobre todo en las experiencias del niño en los pueblos a los que llega, donde se encuentra con gente que lo persigue como un criminal por hurtar manzanas de un árbol, un perro parlanchín y un burro que siempre tiene hambre, por ejemplo. Todo cambia cuando Noah se encuentra con el anciano. En esta sección, la novela continúa con el delirio fantástico expresado en marionetas parlantes y un hombre que responde con afirmaciones que desafían toda lógica, pero pronto la obra se abre al relato de la vida del juguetero, rememorada ante el hallazgo de un viejo cofre cuyos recuerdos —entre ellos, marionetas— Noah va sacando poco a poco. La novela entonces comienza a intercalar la narración del pasado del anciano y un presente en que el niño poco a poco va confiando más en él, lo suficiente como para ir revelando más secretos que nos permitan a nosotros, como lectores, entender su decisión de huida como algo más que un capricho. Es fundamentalmente en estas pausas en donde la novela se detiene para trazar quien acaso sea el mejor personaje de la obra, y un móvil muy importante para la vida de Noah: su madre. De ella no conocemos más que lo que el niño va recordando sobre su persona, y en estos recuerdos no hay nada que podría identificarse como sobrenatural o particularmente extraño. La madre de Noah no es sino una madre que también ha tomado su propia decisión a partir de determinadas circunstancias, y que en ella involucra a su hijo de una manera que se revela absolutamente conmovedora hacia el desenlace de la historia… porque es lo que haría toda madre que ame a su hijo en una situación como aquélla. El genio de la prosa de Boyne consiste en narrarla sin florituras ni adornos en su personalidad o acciones, sin siquiera tener que recurrir a proezas sobredimensionadas para que la valoremos como madre; es, justamente, su sencillez y sinceridad lo que la hace conmovedora, a pesar de que no se trabaje en detalle como personaje, como cabría esperarse. Paralelamente, poco a poco la narración del anciano va entregando más y más pistas sobre su personalidad, desmarcándose progresivamente de la peripecia costumbrista para entrar de lleno al cuento de hadas tradicional. Que nadie se espere aquí, eso sí, una reaparición de la marioneta de Pinocchio con modelos subvertidos, pues esta reescritura en particular se centra en algo mucho más importante: los conflictos, decisiones y destinos que se asumen luego del «y vivieron felices para siempre», sin que por ello la historia deba estancarse en la miseria nihilista de la vida cotidiana, cuando ya no hay hadas de cabellos turquesa para guiar el camino. Y quizá sea en esa senda en donde se inscribe el mérito más intenso de esta novela, plena de agradables sorpresas para quienes amamos la ficción en general: la certeza de que las historias que nos contamos a nosotros mismos y a los demás pueden salvar vidas. En este caso, la del anciano y la de Noah. Sobre todo de éste último, que gracias al tejido que trenzan su propia historia con la del juguetero logra al fin tomar una decisión… Una que, por supuesto, al estar inscrita en la Fantasía, decide también su destino. ¿Qué cosas se le podrían criticar a esta novela? Quizá lo mismo que ya se anunció al principio de esta reseña, casi como una advertencia: esta no es una historia que se disfrute con facilidad. Tiene un ritmo inicial lento, una reescritura muy poco explícita de Pinocchio (al menos según los simplistas modelos vigentes de reescritura de cuento de hadas), protagonistas de rasgos arquetípicos, el personaje de una madre que destaca ante todo por ser una madre… En fin. Todos estos aspectos podrían leerse como defectos narrativos, pero personalmente no es esa mi postura como lectora. Creo que En el corazón del bosque ofrece un potente destilado de los componentes esenciales de la Fantasía clásica en un frasco pequeño, como corresponde a una historia de estas características. Dependerá de cada lector decidir si se encuentra preparado para soportar una fragancia así de concentrada o si, en última instancia, en realidad prefiere otro tipo de aromas; cualquier postura será plenamente válida. Con todo, insisto: esta es una gran alternativa para quien quiera leer algunos de los temas centrales de la Fantasía (decisión, muerte, carpe diem, memoria, pasado, remordimiento) en una narrativa desafiante, desconcertante y, sobre todo, hermosa. Una historia sobre la interioridad de un niño asustado, que ante la incapacidad de asumir directamente sus problemas necesita evadirse para encontrar su propia respuesta. Un niño, en definitiva, de verdad, como los que fuimos tú o yo hace más o menos años atrás. Y un niño al que las historias le salvaron la vida. Como a mí. ¿Como a ti también? * Esta entrada fue publicada originalmente en Fantasía Austral.
Los comentarios están cerrados.
|
AutoraPaula Rivera DonosoSi alguno de estos textos te es de utilidad, ¡recuerda citarme en tu bibliografía! También puedes hacer una donación en el botón de abajo. Muchas gracias~
Artículos sobre LIJEsta es una selección de diversos textos escritos sobre literatura infantil y juvenil. Principalmente hay columnas y reseñas. ContenidosÍndice de artículos aquí. CategoríasArchivos |